lunes, 24 de noviembre de 2008

Sexo Acrobático





SEXO ACROBÁTICO
POR JOSEP TOMÁS
- Hace unos años tuve unos vecinos que cuando tenían relaciones sexuales arrastraban muebles. O eso, o redecoraban su hogar tres veces por semana acompañando de gemidos y gritos de júbilo la mudanza. Es lo que pasa en estos pisos de hoy en día. Da lo mismo que los haya construido un pocero bueno o uno chungo. El aislamiento sonoro no está muy conseguido y, sin comerlo ni beberlo, terminas viviendo en comunidad en el sentido literal de la palabra.



Aunque te dé lo mismo y no pongas especial atención a ruidos o voces, te enteras de todo y la vida de tus vecinos pasa a ser la tuya: cuando tienen amigos a cenar, cuando le han comprado unos patines a la niña, cuando tienen una bronca, cuando van al servicio a visitar al señor Roca... Un poco violento todo, sí.



En cualquier caso, lo que me tenía más intrigado de mis vecinos de arriba era por qué no copulaban en la cama o, ya que utilizaban un mueble (ignoro si siempre era el mismo o si iban cambiando) como plataforma móvil sexual, por qué no le ponían unas ruedas. En definitiva, nunca supe quienes eran (era la típica finca grande en la que vive más gente que en la provincia de Palencia) ni qué aspecto tenían, pero más de una vez estuve tentado en regalarles en plan amigo invisible un columpio del amor y dejárselo en la puerta de casa. Seguro que les habría encantado. A todo el vecindario, también.



Ya lo comentamos hace unas semanas. Hay personas a las que les gusta convertir cada uno de sus encuentros sexuales en un número del Circo del Sol, ya sea porque la naturaleza les ha dotado con una especial elasticidad o porque consideran que nada mejor para vencer la rutina sexual que un doble mortal con penetración. Nada que decir al respecto. A los que nunca se nos ha dado especialmente bien la gimnasia estas piruetas y acrobacias a lo Gervasio Deferr de dormitorio no dejan de sorprendernos. En todo caso, mi más sincera admiración.
Por suerte, algunos departamentos de I+D de algunas empresas tienen una creatividad que les sale por las orejas y una voluntad verdaderamente filantrópica. Ya no hace falta ser un prodigio de la naturaleza para realizar según qué posturas.



En la última feria del juguete erótico de Berlín, llamada Venus, se presentó en sociedad un artículo pensado para todos y no sólo para esforzados acróbatas que simplemente usan la cama para dormir. Se llama 'arnés sexual' y como su nombre indica consiste en un arnés que se coloca sobre los hombros y se fija en el torso permitiendo a la pareja realizar todo tipo de posturas y piruetas, desde el pino puente al salto de la rana, sin cansarse como un burro. Bueno, eso también depende de las dimensiones y el peso de la pareja, pero convendréis conmigo que siempre será más cómodo probar con el arnés que intentar según qué sosteniendo un cuerpo como Iñaki Perurena levanta piedras.



Lo bueno del arnés es que, a diferencia del columpio, no queda fijo en un punto sino que permite tener relaciones en cualquier lugar de la casa, algo que siempre hace ilusión cuando estrenas piso y convivencia con otro ser humano: un día en la cocina, un día en el salón, otro en el lavadero y así hasta llegar al dormitorio (donde realmente se está mejor, la verdad). Y lo más interesante: con el arnés no es necesario armar jaleo ni hacer ruido arrastrando mesas, sillas o cómodas. Todo sea por el bienestar acústico de la comunidad.