LA DIOSA VUELVE A HACERLO
martes, 28 de mayo de 2013
lunes, 27 de mayo de 2013
Ducha Romana
La emetofilia o vomerofilia (conocida vulgarmente como "Ducha Romana") es una parafilia en la que la excitación se obtiene por el vómito ya sea viéndolo, induciéndolo o haciéndolo por sí mismo, o también teniendo fantasías al respecto.
Algunos emetofilicos encuentran el acto de vomitar excitante; para ellos, la secuencia que acompaña al vómito de "espasmo, expulsión y alivio" está cargada eroticamente. Otros emetofilicos encuentran placer viendo o escuchando vomitar a otros.1 Algunos prefieren que sus parejas o cualquier otra persona los vomite encima, mientras que otros prefieren provocárselos, ya sea forzándolos a vomitar (querer ser vomitado puede estar relacionado con ser dominado, mientras que querer hacer vomitar a alguien puede ser deseo de la persona dominada). Es muy común para la mayoría de los emetofilicos tener más de una de esas fantasías, en varias combinaciones.
La excitación emetofilica se obtiene de distintas formas:
- Ver a alguien vomitar.
- Induciéndolo a otras personas.
- Haciéndolo por sí mismo.
- Hacérselo a otras personas.
- Haciéndolo a los órganos sexuales.
- Vomitando en la boca de otros.
- Escuchando a alguien vomitar.
Parafilias, ¿tienes alguna?
Parafilias, ¿tienes alguna?
.- Las formas de
disfrutar el placer sexual son muy diversas. La creatividad y la
experimentación son piezas clave en el sexo. Sin embargo, algunas
parafilias –prácticas inusuales–, pueden ser bastante extrañas. Aquí las
10 más raras, de acuerdo con Ojo Científico.
Parcialismo: Es cuando a una persona le
interesa sexualmente una parte específica del cuerpo del otro,
excluyendo los genitales. Entre los fetiches corporales más comunes
están los pies, las axilas, las narices, el cabello y las nalgas.
Clismafilia: Se trata de la afición por introducir líquidos en el ano, como un método de estimulación sexual.
Sadomasoquismo: Es la excitación
proveniente del dolor. Los masoquistas disfrutan que los golpeen,
latigueen y en general, sentirse esclavizados. Esta práctica involucra, a
su vez, otras parafilias, como la asfixiofilia, en la que a la gente le
gusta ser presionada por el cuello casi al punto de la asfixia durante
la relación sexual. Para ellos, esa sensación es sumamente estimulante.
Urofilia y coprofilia: Respectivamente
se refieren a tener placer sexual con la orina y las heces fecales. Hay
quienes disfrutan “bañando” a la pareja, o siendo bañados. También hay a
quienes les gusta beberla. Lo mismo ocurre con el excremento en el caso
de los coprofílicos.
Escatología telefónica: Para algunas
personas resulta sumamente excitante el llamar a desconocidos para
hacerles proposiciones “indecentes”, hablar explícitamente de sexo o
bien, disfrutar el reto de lograr hacer que la otra persona “hable
sucio”.
Eproctofilia: Esta parafilia es cuando a
un individuo le excitan los gases. Quienes la practican disfrutan
oliendo las flatulencias de sus parejas.
Triolismo: Los practicantes de esta
parafilia encuentran placer sexual al tener relaciones en grupo (mínimo
tres, de ahí su nombre). Disfrutan viendo cómo su pareja tiene sexo con
otra persona pues consideran que aprenden cosas nuevas.
Emetofilia: Aquí, el placer sexual se
encuentra ante la exposición al vómito. Se le conoce como “ducha
romana”. Por extraño que parezca, hay personas que disfrutan
revolcándose en el vómito ajeno.
Acrotomofilia: Implica interés sexual
por partes del cuerpo amputadas. Quienes disfrutan esto, pueden llegar
hasta la propia amputación en la búsqueda de placer.
Necrofilia: Es la atracción sexual por
los cadáveres. Hay a quienes les gusta tener sexo con muertos recientes y
otros disfrutan haciéndolo con un cuerpo que ya se encuentra en estado
de putrefacción.
¿Alguna te resultó interesante? ¿Qué otras parafilias conoces?
Sexo anal: el complemento perfecto en el camino hacia el orgasmo
Sexo anal: el complemento perfecto en el camino hacia el orgasmo
Valentina Pérez Botero/@vpbotero3_0
(12 de mayo, 2013).- Los separan sólo
unos centímetros de distancia y los homologa el tipo de entrada al
cuerpo femenino. El primer hueco, el que da paso a la vagina, lo
custodian dos capas de labios; y al ano, el segundo ojo al interior, lo resguardan las nalgas.
La última encuesta realizada en Estados Unidos sobre comportamiento sexual entre
parejas heterosexuales de 18 a 56 años, revela un dato interesante
sobre el sexo anal: su rápido incremento como práctica durante el coito.
En 1992, la prevalencia de la práctica
era de 16 por ciento. Menos de 20 años después llega a 46 por ciento. La
pregunta es por qué las mujeres han cedido ante lo que inicialmente se
consideró como una fantasía únicamente masculina y asociada con el
dolor. El planteamiento era: si existe un hueco hermano –la vagina-,
naturalmente lubricado y más propenso a dilatarse ¿para qué recorrerse
unos centímetros más abajo?
La respuesta está en el orgasmo: el 65
por ciento de las mujeres que dijo haber tenido penetración vaginal
durante su última relación sexual experimentó uno, el porcentaje subió a
81 cuando su pareja les hizo sexo oral, y llegó a 94 por ciento cuando
tuvieron penetración anal.
Pero la respuesta no está sólo en la estimulación anal sino en todos los actos sexuales que lo acompañan, pues es su número –masturbación
mutua, sexo oral, penetración vaginal y finalmente anal-, todas
combinadas, lo que aumenta las posibilidades de que una mujer llegue al
orgasmo.
La encuesta muestra que sólo el 6 por
ciento de las mujeres que dijo haber tenido penetración anal hizo
exclusivamente eso, 86 por ciento tuvo también penetración vaginal y 72
por ciento dijo haber recibido sexo oral.
domingo, 26 de mayo de 2013
lunes, 15 de abril de 2013
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